El mundo del fútbol a los pies de la figura mas influyente de la historia del deporte, quién falleció a sus 60 años.

Como cualquier buen artista, su obra lo inmortaliza. Y probablemente Diego Maradona logró que un simple juego, se convirtiera en arte.

Es tan difícil hablar de Maradona, sobre todo ahora que su muerte fue repentina y sorpresiva, creo que no estabamos preparados. Nos acostumbramos a un mundo con Diego presente, formando parte del paisaje; algo automático como el respirar o el bombeo del corazón. Algo impuesto como una especie de religión. Nos acostumbramos a que lo amen y también a que lo odien.

¿Cambiará mucho la vida sin Diego? Pues no, al menos no como debe haber cambiado desde que él se transformó en lo que fué, un Héroe Nacional (incluso mundial); y justamente eso es ser inmortal a través de un legado. «Quisimos ser como él y no como un superheroe», expresaba Pablo Aimar en sus redes. Increíble reflexión, que denota que la vida de pelusa ha sido una película. «Desde los 15 años perdió su vida, se hizo cargo de todo y sufrió la carga de ser tan famoso», contaba una de sus hermanas. Sin dudas la persona mas influyente de la historia de este país, la marca registrada número 1 de la era de las comunicaciones; muy pero muy por encima de Gardel, el Che y Perón, por dar algun ejemplo.

“Maradona se convirtió en una suerte de Dios sucio, el más humano de los dioses. Eso quizás explica la veneración universal que él conquistó, más que ningún otro jugador. Un Dios sucio que se nos parece: mujeriego, parlanchín, borrachín, tragón, irresponsable, mentiroso, fanfarrón”, decía Eduardo Galeano. Y agradecido le estoy al autor por recrear una descripción tan terrenal para poder explicar todo esto.

Confieso, para cerrar, que me di cuenta que no soy tan bueno escribiendo. Que redacté y borré mil cosas porque no supe expresarme, incluso creo que no logré hacerlo. Que difícil es hablar de Diego.

Atte. Manu García (La Pasión)