El referente del Club norteño se mostró emocionado por el pase a la final, y es válido contar la odisea que vivió desde su retorno al club de sus amores.
Santiago Bassino, uno de los referentes del Club norteño volvió en el 2020 de su paso por San Martín, y no solo volvió para ponerse los botines, también se puso el overol y junto a varios compañeros empujaron para sacar al club de un pequeño pozo en el que había caído luego de la algarabía del 2017.
Aunque en los papeles parezca otra cosa, jugadores como Bassino y Darío Gatti pusieron la cara y el lomo para darle una mano a la comisión con ideas frescas, propias del recambio generacional que todos los clubes van necesitando para sostener la vigencia. Se convirtieron así en jugadores/dirigentes, con un perfil bajísimo, pero que todos conocen.
Hoy les toca vivir la ilusión de volver a jugar una final. «Sufrimos todo el partido, un gol tempranero que nos descolocó y nos puso nerviosos.. por suerte entro la de facu (Lizera)… ¿Y que voy a descubrir si hablo de Estudiantes?. Tremendo rival con jugadores tremendos, y eso le da un sabor mas dulce al pase», comenzaba la nota post partido entre Bassino y Hugo Granero, para Cadena Melodías.
Pero ahí nomas llegaría el desahogo de todo lo que venimos mencionando a lo largo de la nota: «Vivo este momento de manera muy especial porque siento que cada domingo es un partido menos que me queda. Es dificil, el grupo y la familia te bancan. A fines del 2019 hicimos una pollada para entrar al provincial porque no habia un mango. La cancha era tierra, no teníamos arco y la verdad que hoy estar asi y ver que los chicos entregan todo me emociona mucho y me pone muy contento». En 2019 la Comisión Directiva Norteña paró su campo de juego para tratar de acomodarlo (era una de las promesas pendientes). Durante esa temporada el Norte desfiló de estadio en estadio, muchas veces con impedimentos y trabas; luego vino la pandemia y así fue como el Parque Colón tuvo sus puertas cerradas durante prácticamente 2 años.
El mítico Parque, que es la casa madre de una de las principales fabricas de materia prima futbolística de la ciudad, sufrió en ese intervalo innumerables desperfectos infraestructurales como desmoronamientos, caidas de tapiales, etc; y ni hablar de los números, que estaban complicados para levantar la bestia.
Allí se empezó una campaña de reactivación de socios, polladas, rifas, merchandising, redes sociales; que poco a poco fueron sumando para comenzar a levantar ladrillo por ladrillo; también se empezó a convocar a los hinchas para que se lleguen a dar una mano, o una mano de obra si se quiere; y de a poco se fueron dando distintas remodelaciones, la nueva fachada, los vestuarios y, como frutilla del postre, el campo de juego en su mejor momento.
Difícilmente todo esto se hubiese dado si no existía el compromiso de unos pocos que cada día intentan convencer a otros tantos. «Los chicos del norte no solo somos jugadores. Cortamos el pasto, pintamos los arcos y las tribunas. Esto es un premio que nos merecíamos», cerraba la nota el jugador, visiblemente emocionado. ¡Vaya si es un premio!… y eso que, al menos en esta nota, practicamente ni hablamos de fútbol.
EL AUDIO DE LA NOTA