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¡A bajar los decibeles!

¡A bajar los decibeles!

El fútbol juvenil vive un momento complejo en cuanto a la violencia, que se manifiesta en muchos flancos. ¿Qué soluciones se barajan?.

Estamos en el ocaso del Apertura 2023 en su versión de inferiores, y este sábado se disputarán las instancias definitivas. Hay un tema que fue de extenso debate en la reunión de Delegados y tiene que ver con la violencia sobre todo, justamente, en el ambiente de los más chicos.

Se han manifestado en varias ocasiones distintos hechos violentos, muchos que se generan desde afuera y otros tantos desde adentro. Hay jugadores de diversas categorías suspendidos con varias fechas; colaboradores en la misma situación; y hasta Dirigentes con extensas suspensiones, todas relacionadas a hechos de violencia verbal o física.

El resultadismo y la competitividad se han apoderado de las prioridades por sobre la diversión, la salud y la recreación. Lo que debería dejarse para la Sub 17, la Cuarta o la Primera, ya se vive prácticamente en infantiles, y de a poco se va naturalizando.

Las soluciones se van buscando a veces con más compromiso que otras. Los contextos sociales muchas veces no acompañan y así se van dando distintas situaciones que después se transforman en violencia. Los arbitrajes, con mejores o peores desempeños, sufren de antemano la hostilidad del público; también hay agravios constantes de tribuna a tribuna; y se han acrecentado (y preocupa) los insultos de la tribuna hacia los menores de edad; como así también los agravios de menores hacia los referis.

Otro factor en crecimiento es la indisciplina de Cuerpos Técnicos y colaboradores. Quienes comparten el día a día con los niños, en varios casos se alejan de la figura ejemplar y se dejan llevar por emociones que contrarrestan algunos de los objetivos principales de la contención.

Ahora bien, ¿Cuáles son las soluciones para paliar estas situaciones?. La respuesta es compleja, pero en muchos casos se recae en la mano dura con sanciones (algo que, como mencionamos, ya se aplica y que incluso el año pasado tuvo como protagonista al «Tribuna Segura»). El debate del día martes tuvo mucho que ver con esto: Darle apoyo a los árbitros para que realicen sus informes de manera contundente, pedirles que paren el encuentro cuando hay agresiones de afuera hacia adentro. Aportar data al Cuerpo Policial para que pueda actuar ante las contravenciones; e incluso se comenzó a mencionar el famoso «Derecho de admisión», para erradicar desde adentro a los simpatizantes o padres que generen situaciones violentas e incómodas. Incluso hasta algún Delegado propuso que en las finales de este sábado haya adicional policial toda la jornada. Para quien no sabe, la policía solo se solicita en los encuentros que incluyen mayores de de 18 años. El problema para los dirigentes es que la presencia policial les representa por un lado un gasto, y por otro quizás el reflejo de una involución que por ahí no se quiere mostrar.

Surgieron en los últimos días mensajes contra la violencia desde la propia Liga y de muchos de los clubes; e incluso circula una carta anónima escrita supuestamente por una madre que identifica varios hechos que se viven a menudo en las canchas. La cuestión es que más allá del mensaje hay que evaluar las acciones y los comportamientos de quienes deben dar el ejemplo.

Este sábado tenemos la oportunidad de ser un poco más ejemplares desde todos los espacios que componemos el fútbol. Está más que claro que el ejemplo empieza en uno mismo, en ser más tolerantes y no perder de vista que el objetivo es que los pibes se diviertan.


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